Memorias de Adriano - Marguerite Yourcenar

 

Este libro recrea las memorias íntimas de un emperador romano del siglo II, imaginadas y compuestas en lenguaje actual por una escritora francesa del siglo XX. La tarea resulta tan abrumadora que una persona con una pizca menos de talento que la Yourcenar habría, sin duda alguna, fracasado con estrépito. Sin embargo, esta obra se convirtió, ya desde su publicación (1951) en una de las creaciones literarias más celebradas de su época, maravillando y sorprendiendo tanto por la precisión de su lenguaje como por la sensibilidad con la que expone el pensamiento romano clásico. Aunque se la siga considerando una “novela histórica”— sin duda por pereza— lo cierto es que de “novela” —entendida como una narración de eventos en los que se ven involucrados varios personajes— no tiene mucho. Histórica sí que es, por supuesto, en el sentido de que sucede en tiempos pasados, aunque ese suceder se centre más en las elucubraciones del personaje principal que en otros escenarios más geográficos. De todos modos, su historicidad es innegable porque nos abre con efectividad al conocimiento de una determinada época. Al acabar de leer este libro cuenta uno con una idea mucho más clara del período histórico en cuestión (en este caso el imperio romano), y eso es algo de lo que pocas novelas históricas pueden presumir. Además, también es divertido, permítanme que lo diga en contra de la opinión de quienes han abordado su lectura buscando las aventuras de una novela formal. Aquí las aventuras y las emociones suceden en el ámbito mental, no siendo, por ello, menos emocionantes.

 

Pero ya vale de abstracciones que tampoco nos dicen mucho del libro en sí y pasemos a leer cachitos del libro mismo, las citas. Pretendo que este comentario sirva como sustituto del pasar las hojas curiosa y aleatoriamente en el pasillo de una librería, aunque con la pequeña ayuda mágica de dirigir el ojo a las frases escogidas de antemano por alguien que ha leído todo el libro. Vayamos allá sin mayor dilación,  a lo concreto. Las citas del libro aparecerán en negrita (letra resaltada, más fruesa). Los comentarios van en letra normal y serán escasos pues uno de los principales atractivos de esta obra se encuentra en el estilo arcaico y estetizante que utiliza Margarite para hablar por boca de Adriano. Si este comentarista lo explicara todo en lenguaje vulgar se estaría perdiendo la pátina poética del asunto y el placer de descubrir que está queriendo decir el autor a su críptico modo.Muchas veces conocer el contexto con detalle nos despistaría, así que he peferido dejar muchas citas casi desnudas; no creo que pasen frío porque hay mucha energía en ellas. Recomiendo, eso sí, leerlas despacio

 

Pero mejor empecemos por el principio.   


El libro arranca eligiendo como epígrafe un poema que compuso el emperador Adriano en su lecho de muerte, con la intención de despedirse de su alma. El poema se nos presenta en su latín original y en letras mayúsculas.

ANIMULA VAGULA, BLANDULA,

HOSPES COMESQUE CORPORIS,

QUAE NUNC ABIBIS IN LOCA

PALLIDULA, RÍGIDA, NUDULA,

NEC, UT SOLIS, DABIS IOCOS…

Esta cita en forma de poema hace honor a su función introductoria pues anticipa de modo insuperable el tono y contenido del libro que prologa. Me gustaría explicar en pocas palabras el sentido del poema, pero dado que mentes mucho más preclaras que la mía se han afanado durante siglos por extraer el significado original, real, final, profundo, filosófico o incluso religioso, de estos cinco versos, he optado por el camino de en medio: que sean ustedes quienes lo interpreten a su propio gusto y entendimiento. Para que puedan hacerlo sin necesidad de aprender latín, copio a continuación tres versiones en castellano del poema (se pueden encontrar muchas más por la red), siendo la primera una traducción automática, la segunda la traducción de Julio Cortázar (quien también tradujo del francés el libro que estamos comentando), y la tercera (en negrita por ser cita del libro) una reinterpretación del poema por parte de la autora de esta obra, Marguerite Yourcenar, que ella misma utiliza para acabar las memorias con el mismo regusto con el que las inició.

 

Dulce alma pequeña viajando,

Los invitados y el cuerpo.

Ahora irás a lugares

Pálido, rígido, desnudo,

Tampoco, como el sol, cederás lugares…

 

«Mínima alma mía, tierna y flotante

 / huésped y compañera de mi cuerpo

/ descenderás a esos parajes pálidos, rígidos y desnudos,

/ donde habrás de renunciar a los juegos de antaño.

 

 

Mínima alma mía, tierna y flotante

/ huésped y compañera de mi cuerpo

/ descenderás a esos parajes pálidos, rígidos y desnudos,

; Allí abandonarás tu juego de antaño. Pero un momento más

, contemplemos juntos estas costas familiares, estos objetos que sin duda no volveremos a ver

Intentemos, si podemos, entrar en la muerte con los ojos abiertos

 

 

antes de seguir, querido lector, permíteme decirte que si has llegado hasta aquí sin impacientarte demasiado es muy posible que disfrutes con las Memorias de Adriano que aquí comentamos. Así que, sin más exordios, preámbulos o prolegómenos, acabemos ya con el proemio y vayamos al meollo del comentario, las citas escogidas.. Recuérdese que las citas del libro van en negrita; el resto lo conforman mis mínimos comentarios.

 

Citar el principio es ineludidble.

 

Querido Marco: He ido esta mañana a ver a mi médico Hermógenes, que acaba de  eegresar a la villa después de  un largo viaje por Asia.

Con esta frase tan redonda nos introduce en e l tema del cuerpo mortal. Empiezan las memorias, pues, hablando de la muerte.

Esta mañana pensé po primera vez que mi cuerpo, ese compañero fiel, ese amigo más seguro y mejor conocido que mi alma, no es más que un monstruo solapado que acabará por devorar a su amo. Haya paz… Decir que mis días están contados no tiene sentido, así fue siempre y así  será  para todos… Comoel viajero ue navega frente a las islas del Archipiélago ve alzarse al anochecer la bruma luminosa y descubre oco a poco la línea de la costa,así empiezo a percibir el perfil de mi muerte.

 

Luego, quizá por compensar, habla de los placeres de la caza, de la comida…, y de la bebida.

 Una copa dd Samos bebida a mediodía a pleno sol, o bien absorbida una noche de invierno, en un estado de fatiga que permite sentir en lo hondo del diafragma su cálido vertimiento, su segura y ardiente dispersión en nuestras arterias, es un sensación casi sagrada, a veces demasiado intensa para una cabeza humana… Más piadosamente aún el agua bebida en el hueco de la mano, o de la misma fuente, hace fluir en nosotros la sal secreta de la tierra y la lluvia del cielo.

 

Y los compara con los placeres del amor.

 

No es indispensable que el bebedor abdique  de su razón, pero el amante que conserva la suya no obedece del todo a su dios… No se ha engañado la tradición popular ue siempre vio en el amor un forma de iniciación, uno de los puntos de contacto de lo secreto y lo sagrado. La experiencia sensual se semeja además a los misterios en que la primera aproximación produce en el no iniciado el efecto de un rito más o menos aterrador, escandalosamente alejado d las funciones familiares, del sueño, del beber y del comer.

Y nos maravilla con la siguiente intuición física y fugaz, que nos deja con las ganas de saber qué habrá aprendido.

 

Clavado en el cuerpo uerido como un crucificado a su cruz, he aprendido algunos secretos d la vida ue se embotan ya en mi recuerdo, sometidos a la misma ley que quiere que el convaleciente, una vez curado, cese de conocerse en ls misteriosas verdades de su mal, que el prisionero librado olvide la tortura, o que el vencedor ya sobrio, la gloria.

Se disculpa por adorar el amor pero no haber sido un seductor, porque…

 

Preferí hacer, si no algo mejor, por lo menos otra cosa… Jamás he podido comprender que pueda uno saciarse de un ser.

Maravillosa declaración de amor al amor. La,  prostitución, por cierto, tampoco le agrada.

Me desagrada que una criatura sea capaz de calcular y prever mi deseo, adaptándose mecánicamene a lo que pesume ser mi elección.

Se ueja también de que con l edad, otra felicidad, el sueño, le abandona.

Me esfuerzo para aprehender otra vz la exacta sensación de aqeullos fulminanates de la adolscencia, cuando uno se dormía vestido sobre los libros, arrancado de golpe de ls matemáticas o el deecho, sumido en lo hondo de un sueño sólido y pleno… 

Y posigue diciendo eu hay que er humildepara apreciar sus bondades. Dormidos. Cayo Calígula y Srístidesel Justo se equivalen; yo no me distingo del servidor negro que duerme atravesado en mi umbral. 

Ysigue rumiando en un tono cda vez más educativo, pensando sin duda que  sus exxperiencias podrán ilustrar a alguien.

La palabra escrita me enseñó a escuchar la voz humana, un poco como las grandes actitudes inmóviles de ls estatuas me enseñaon a apreciar los gestos. En cambio, y posteriomente, la vida me aclaró los libros. Pero todo no se puede enseñar… aún a Plutarco se le escapará siempre Alejandro.

 

Intena definirse, encontrar coherencia en su persona.

 

Lo que fui es quizá lo que más ajustadamente define mi v ida. UN buen soldado peo en modo alguno un hombe de guerra, aficionado al arte pero no ese artista que Nerón creyó ser al morir; capaz de cometer crímenes, pero no abrumado por ellos… El paisaje de mis días parece estar compuesto, como las regiones montañosas, de materiales diversos amontonados sin orden alguno. Veo allí mi naturaleza, ya ompleja formada por partes iguales de instinto y de cultura. Aquí y allá afloran los ganitos de lo inevitable, por doquier los desmoronamientos del azar… demasiados caminos no llevan a ninguna pre y demasiadas sumas no adicionan. En esta diversidad percibo la forma de  una presencia de una persona, pero su forma está casi siempre configurada po la presión de las circunstancias. Sus rasgos se confunden como una imagen reflejada en el agua

 


Una vez expuesta a brochazos por Adriano la complejidad de su propia naturaleza prefiero que ese copmentarista quede detrás de las cortinas para que sea el lector quien saque su propio jugo a las citas expuestas a modo de poemas. Es posible se pierda algún contexto,pero el sentido saldrá ganando al quedar iluminado por su propia luz. Disfrutemos pues del adriano deMargarite sumergiéndonos en sus palabras sin Intermediarios. Mi tarea ahora consiste en mostrar y dejar ver, spartándome. Que las explicaciones, si necesarias, se formen espontáneamente en la mente del lector. Usteden lo pasen bien sin mis acotaciones muchas veces redundantes y/o prosaicas. Disfruten del arte en su propio jugo.

 

En el momento de escribir esto por ejemplo no me parece esencial a ver sido emperador

 cuando los mismos filósofos no tienen nada que decirnos es excusable volverse hacia el parloteo fortuito de las aves y hacia el lejano contrapeso de los astros.

Mi abuelo hablaba el latín con un ronco acento español que me transmitió y que más tarde fue motivo de risa.Gozaba de un singular poder sobre los animales. Le he visto acercar su cabeza cana a un nudo nido de Víboras prudente y amistosamente he visto sus dedos nudosos que ejecutaban una especie de danza frente a un lagarto.

 

una noche vino a mí, me sacudió p<r< despertarme y me anunció el imperio del mundo con el mismo laconismo gruñón que hubiera empleado para predecir una buena cosecha a las gentes de la granja

 

La gramática con su mezcla de regla lógica y de uso arbitrario propone al joven las primicias de lo que más tarde le ofrecerán las Ciencias de la conducta humana, el derecho o la moral: todos los sistemas donde el hombre ha codificado su experiencia instintiva

 

no estoy seguro de que el descubrimiento del amor sea por fuerza más delicioso que el de la poesía

 

Nada iguala la belleza de una inscripción votiva o funeraria latina

 

El médico Leotiquidas, de espíritu seco, me enseñó a preferir las cosas a las palabras a desconfiar de las fórmulas a observar más que a juzgar. Aquel áspero griego me enseñó el método.

imposible pensar sin ruborizarme en mi ignorancia del mundo que creía conocer, mi impaciencia, esa especie de ambición frívola y avidez grosera

Mi apetito de “gloria”, para dar este hermoso nombre apasionado al prurito de oír hablar de nosotros, era ya innegable

No era muy querido. Nohabía ninguna razón para que lo fuera. ciertos rasgos, por ejemplo, la afición a las artes que pasaban inadvertidos en el colegio real de Atenas y que serían más o menos aceptados en el emperador resultaban incómodos en el oficial y el magistrado en los primeros peldaños de la autoridad. Mi helenismo se prestaba a las sonrisas tanto más que yo lo exhibía y lo disimulaba alternativamente.

 

Abandoné Atenas, reseca y rubia, por la ciudad donde hombres envueltos en pesadas togas luchan contra el viento de febrero donde el lujo y el libertinaje están privados de encanto pero donde las menores decisiones afectan al destino de una parte del mundo

Me esfuerzo para que mi actitud esté tan lejos de la fría superioridad del filósofo como de la arrogancia del César los hombres más opacos emiten algún resplandor este asesino toca bien la flauta ese contramaestre que desgarra la teatros la espalda de los esclavos es quizá un buen hijo ese ****** compartiría conmigo su último mendrugo y pocos hay que no puedan enseñarnos alguna cosa

 

el Dios que llevan en ellos se revela muchas veces cuando mueren

No me interesaba una filosofía de la libertad humana. Quería hallar la charnela donde nuestra voluntad se articula con el destino donde la disciplina secunda a la A la naturaleza en vez de frenarla

 

la atención del Ejército había dejado de concentrarse en las querellas de Palacio para fijarse en los Asuntos Exteriores del imperio nuestras tropas no sé reducían ya a una banda de lictores prontos a aclamar o a degollar z cualquiera. Los oficiales más inteligentes se esforzaban por distinguir un plan general y no oslmente el suyo propio

el patriotismo romano, la creencia inquebrantable en los beneficios de nuestra autoridad y en la misión de Roma sobre los pueblos, asumían en aquellos profesionales una brutalidad a la cual yo no estaba aún acostumbrado

 

Me placía frecuentar a los bárbaros. Allí adoré a la diosa tierra como aquí adoramos a la diosa Roma y no hablo de Ceres sino de una divinidad más antigua anterior a la invención de los cultos cultivos. Nuestro suelo griego o latino sostenido por la osamenta de las rocas posee la elegancia ceñida de un cuerpo masculino; la tierra es cita tenía la abundancia algo pesada de un cuerpo de declinado de mujer. La llanura solo acababa en el cielo. Frente al milagro de los ríos mi maravilla no tenía fin; aquella vasta tierra vacía era tan solo una pendiente y un lecho para ellos

El tipo de coraje que me gustaría poseer de continuo es glacial indiferente ,libre de toda excitación física impasible como la ecuanimidad de un Dios

 

Fui iniciado al culto de mitra en una Torrecilla de madera y juncos a orilla del Danubio teniendo por asistente a marcio turbo mi compañero de armas me acuerdo de que el peso de toro agonizante estuvo a punto de derrumbar el piso bajo el cuidado a la altura me hallaba para recibir la sangrienta aspersión

Hoy consagro un pensamiento de cada dos a mi propio film como si se necesitaron tantos preparativos para decidir a este cuerpo gastado a lo inevitable

Contiene muchedumbres

 

Versos personajes reinaban en mí sucesivamente ninguno por mucho tiempo pero el tirano caído recobraba rápidamente el poder ,

Diversos personajes reinaban en mi sucesivamente ninguno por mucho tiempo el tirano caído recobraba rápidamente el poder, tampoco olvidemos al innoble adulador que para no desagradar consentía en emborracharse en la mesa imperial;  albergaba así al oficial escrupuloso fanático de disciplina pero que compartía alegremente las privaciones de la guerra con sus hombres al melancólico soñador de los diosesAl amante dispuesto a todo por un poco de vértigoal jovenzuelo que propinaba que opinaba cualquier cosa con ridícula seguridad al conversador frívolo capaz de perder a un buen amigo por una frase ingeniosa al soldado que cumplía con precisión maquinal sus bajas tareas de gladiador y mencionemos también a ese personaje vacante sin nombre sin lugar en la historia tan yo como todos los otros simple juguete de las cosas,ninás ni menos que un cuerpo escondido en su lecho de campaña distraído por un olor ocupado por un aliento vagamente atento al eterno zumbido de abeja

Y sin embargo poco a poco un recién venido entraba en función un hombre de teatro un director de escena conocía el nombre de mis actores arreglaba para ellos entradas y salidas plausibles cortaban las réplicas inútiles evitaba gradualmente los efectos vulgares por fin a no abusar del monólogo poco a poco mis actos me iban formando

 

La familia y las comparsas españolas apuntaban en la mesa imperial una espesa cordura algo como una rancia prudencia emanaba de sus personas

mis aventuras eran modestas pero teniendo en cuenta nuestras costumbres no entiendo cómo un hombre a quien las cortesanas repugnaron siempre y a quien el matrimonio hartaba ya hubiera podido familiarizarse de otra manera con la variada sociedad de las mujeres

 

Amantes.

una melancolía un ardor un tanto ficticio pero obsesionante con una melodía en el modo frigio besos furtivos en las escaleras velos flotantes sobre los pechos partidas al Alba y coronas de flores abandonadas en los umbrales. Ignoraba casi todo de las mujeres lo que me daban de su vida que había entre 2 puertas entornadas.

 Solía comparar a mis amantes con el rostro malhumorado de las mujeres de mi familia las administradoras y las ambiciosas ocupadas sin cesar en la liquidación de las cuentas matrimoniales. Buscaba si bien o mal,reunir esas dos caras del mundo de las mujeres los recuerdos voluptuosos si alguna vez los hubo se habían borrado completamente para mí que daba un intercambio de frases afables con una criatura marcada como yo por la enfermedad o la vejez la misma buena voluntad algo impaciente que habría mostrado ante una vieja prima española o una prima lejana venida de Narbona.

 

 se sentó en el suelo figurilla jugadora de dados vació el saco de monedas y se puso a equilibrar las pilas resplandecientes yo sabía que para ella como para todos nosotros los pródigos las piezas de oro no eran monedas trabucantes marcadas con la cabeza de César sino una materia mágica: una moneda personal en la que había estampado la efigie de una quimera al lado del bailarín Batilo. Yo no existía ya.Ella estaba sola. Casi fea, arrugando la frente con una deliciosa indiferencia por su belleza hacía y deshacía con los dedos las difíciles sumas empleada la boca en un mohín de colegiala. Jamás me pareció más encantadora.

Administración y ejército

Despedí a los funcionarios incapaces mandé ejecutar a los peores descubrí que podía ser despiadado

No incurría en la ingenuidad de creer que de nosotros dependería siempre evitar las guerras pero solo aceptaba las defensivas concedía un Ejército preparado para mantener el orden en las fronteras rectificadas si fuese necesario pero seguras todo nuevo desarrollo del vasto organismo imperial se me antojaba una excelencia maligna un cáncer o el edema de una hidropesía que terminaría matándonos.

 

 si el grupo de mis partidarios iba en aumento lo mismo ocurría con el de mis enemigos mi adversario más peligroso era Lucio quieto romano mestizado en árabe personaje que me era odioso su lujo bárbaro el presuntuoso ondular de sus velos blancos ceñidos con una cuerda de oro sus ojos arrogantes y falsos su increíble crueldad con los vencidos y los que se sometían. Aquellos jefes del partido militar se diezmaban en luchas intestinas

Las huellas de nuestros crímenes eran visibles en todas partes los muros de corinto arruinados por meño y los nichos vacíos en el fondo de los santuarios después del rapto de estatuas organizado durante el escandaloso viaje de nerón.

Grecia

 

 entreveía la posibilidad de helenizar a los bárbaros de aticizar a Roma. de imponer poco a poco al mundo la única cultura que ha sabido prepararse un día de lo monstruoso, de lo informe, de lo inmóvil, que ha inventado una definición del método, una teoría de la política y de la belleza el leve desdén de los griegos que jamás dejé de sentir por debajo de sus más ardientes homenajes no me ofendía; lo encontraba natural; cualesquiera fuesen las virtudes que me distinguían de ellos, siempre sería yo menos sutil que un marinero de Egina, menos sensato que una vendedora de hierbas del Ágora.Aceptaba sin irritación las complacencias algo altaneras de aquella raza orgullosa

Judíos

Siento muy poca simpatía hacia esa secta judía pero el espectáculo de los ancianos azotados y de los niños susupliciadosatribuyó a la agitación de los espíritus haciendo aún más odioso aquel invierno siniestro

En Chipre los residentes griegos y romanos cayeron en manos del populacho judío que los obligó a matarse entre ellos en combates de gladiadores. Logré mantener el orden en Siria peo  Israel aprovechaba para lanzarse contra un mundo del que la excluían sus furores religiosos sus singulares ritos y la intransigencia de su Dios.

Intrigas

 

ordené a mi médico que marcara en mi pecho con tinta roja en lugar del corazón si prevenía lo peor no estaba dispuesto a caer vivo en manos de Lucio quieto.

 

Envíe mensajes secretos a los oráculos a Júpiter amón, a Castalia, a Zeus doliqueno me rodeé de Magos. llegué al punto de hacer traer de los calabozos de antioquía a un criminal condenado a crucifixión y aquí el lunes es cero degolló en mi presencia con la esperanza de que el alma flotando un instante entre la vida y la muerte me revelará el porvenir aquel miserable se salvó de una agonía más prolongada pero las preguntas formuladas quedaron sin respuesta de noche andaba de vano en vano de balcón en balcón por las salas de Palacio cuyo hermunduros mostraban aún las fisuras del terremoto trazando aquí y allá cálculos astrológicos en las losas interrogando a las estrellas titilantes pero los signos del porvenir había que buscarlos en la tierra

El Imperio

Los comerciantes al cargar sus mercaderías cargaban también cierto número de ideas, de palabras de costumbres bien nuestras que poco a poco se apoderarían del globo con mayor seguridad que las legiones en marcha. La circulación del oro, el pso de las ideas, tan sutil como el del aire vial en ls arterias; el pulso de la tierra volvía a latir.

 Se imponía una represión militar en Mauritania donde los agentes de Lucio quieto fomentaban la agitación pero mi presencia inmediata no era necesaria. Lomismo ocurría en Bretaña donde los caledonios habían aprovechado el retiro de las tropas con motivo de la guerra en Asia para diezmar las insuficientes guarniciones fronterizas

Plítica

El Senado, ese vasto cuerpo débil pero que se volvía poderoso apenas se sentía perseguido, no olvidaría nunca que cuatro hombres salidos de sus filas habían sido ejecutados sumariamente por orden mía 3 integrantes y una bestia feroz pasarían por mártires ordené aAtiano que se me reuniera en Roma se perpetuaría en la másBrindisi para darme cuenta de sus actos

El circo.

 

Se insulta al prójimo cuando se desdeñan sus alegrías- Si el espectáculo me repugnaba el esfuerzo de soportarlo era un ejercicio más valioso que la lectura de epicteto

EL imperio

Roma ya no está en Roma tendrá que perecer o igualarse en adelante a la mitad del mundo: estos muros que el sol poniente dora con un rosa tan bello ya no son sus murallas; Ah yo mismo levanté buena parte de las verdaderas a lo largo de las florestas germánicas y las landas bretonas.

 

Roma se perpetuaría en la más insignificante ciudad donde los magistrados se esforzaran por verificar las pesas y medidas de los comerciantes,  barrer e iluminar las calles oponerse al desorden, a la incuria, al miedo,, a la injusticia y volver a interpretar razonablemente

las leyes

Me congratulaba de que nuestro pasado fuese lo bastante amplio para proporcionarnos ejemplos sin aplastarnos con un exceso de peso; de que el desarrollo de nuestras técnicas hubiera llegado al punto de facilitar la higiene de las ciudades y la prosperidad de los pueblos sin exceder de la medida y abrumar a los hombres con adquisiciones inútiles; de que nuestras artes, árboles fatigados ya por la abundancia de sus dones, fueran todavía capaces de dar algunos frutos deliciosos

Mi manera de obrar se basaba en una serie de observaciones sobre mí mismo

Nuestras leyes civiles no serán nunca lo suficientemente flexibles para adaptarse a la inmensa y fluida variedad de los hechos los filósofos griegos nos han enseñado a conocer algo mejor la naturaleza humana desde hace varias generaciones nuestros mejores juristas trabajan en pro del sentido común toda ley demasiado transgredida es mala me proponía la prudente eliminación de las leyes superfluas y la firme promulgación de un pequeño cuerpo de decisiones prudentes

Los Los esclavos y los bárbaros

En España cerca de Tarragona un día que visitaba solo una mina semi abandonada, un esclavo cuya larga vida había transcurrido casi por completo en los corredores subterráneos, se lanzó sobre mí armado de un cuchillo. Muy lógicamente se vengaba en el emperador de sus 43 años de servidumbre- Lo desarmé fácilmente y lo entregué a mi médico; acabó convirtiéndose en un servidor útil. Casi todos los hombres se parecen a ese esclavo; viven demasiado sometidos y sus largos períodos de embotamiento se ven interrumpidos por sublevaciones tanbrutales como inútiles.Aquel bárbaro condenado a trabajar en ls minasse convirtió para mí en un emblema de todos nuestros esclavos, de todos nuestros bárbaros. No me parecía imposible tratarlos como había tratado a ese hombre volverlos inofensivos a fuerza de bondad siempre y cuando comprendieran previamente que la mano que los desarmaba era firme

Las mujeres.

 

La situación de las mujeres se ve determinada por extrañas condiciones: sometidas y protegidas a la vez, débiles y todopoderosas, son demasiado despreciadas y demasiado respetadas. En este caos de hábitos contradictorios lo social se superpone a lo natural y no es fácil distinguirlos. La debilidad de las mujeres como la de los esclavos depende de su condición legal; su fuerza se desquita en las cosas menudas donde el poder que ejercen es casi ilimitado

Los comerciantes.

A veces nuestros comerciantes son nuestros mejores geógrafos y astrónomos nuestros naturalistas más sabios; los banqueros se cuentan entre los mejores conocedores de hombres. Utilicé las competencias; luché con todas mis fuerzas contra las usurpaciones el apoyo dado a los armadores ha duplicado los intercambios con países extranjeros; pude s #í, con poco gasto, reforzar la poderosa flota imperial. la únicamanera de remediar los peligros de esta situación consiste en tratar a estos indispensables negociantes como funcionarios estrechamente vigilados

La administración.

 

A pesar del infinito cuidado en la elección de nuestros sucesores, los césares mediocres siempre serán los más numerosos y por lo menos una vez por diglo algún insensato llega al poder. En tiempos de crisis la administración bien organizada podrá seguir atendiendo a lo esencial, drenar el intervalo a veces demasiado largo entre uno  y otro príncipe prudente.

Viajes

Pocos hombres aman durante mucho tiempo los viajes, esa ruptura perpetua de los hábitos esa continua conmoción de todos los prejuicios. Pero yo tendía a no tener ningún prejuicio y el mínimo de hábitos. En la vida militar me habituaba nuevamente al pesado equipo de los días de maniobra, a ese cambio de equilibrio que determina en todo el cuerpo la presencia del pesado escudo en el brazo izquierdo.

Las ciudades

En un mundo que los bosques, el desierto, las llanuras incultas cubren en su mayor parte, resulta bello el espectáculo de una calle pavimentada, un templo dedicado a cualquier Dios, los baños y letrinas públicos, la tienda donde el barbero discute con sus clientes las noticias de Roma, la de pastelero, la del vendedor de sandalias, la del librero la enseña de un médico, un teatro donde de tiempo en tiempo representan una pieza de Terencio. nuestros exquisitos se quejan de la uniformidad de nuestras ciudades; lamentan encontrar en todas partes la misma estatua del emperador y el mismo acueducto.Se equivocan: la belleza de nimes difiere de la de Arlés

El arte y lo humano

Soy como nuestros escultores lo humano me satisface pues allí encuentro todo hasta lo eterno. La floresta bien amada se resume para mí íntegramente en la imagen del centauro. La tempestad nunca respira mejor que en el enchido peplo de una diosa ,arina los objetos naturales, los emblemas sagrados valen tan solo cuando están preñados de asociaciones humanas: la piña fálica y fúnebre. el tazón de fuente con palomas que sugiere la siesta al borde de los manantiales, el grifo que arrebata al cielo al bien amado.

 

Antinoo y el arte

Tan pronto otro ser se volvió importante para mi vida ,el arte dejó de ser un lujo para convertirse en un recurso una forma de auxilio, Impuse a un mundo esa imagen: actualmente hay más retratos de aquel niño que de cualquier hombre ilustre o cualquier reina.

La educación, belleza y paz

Quería que las ciudades fueran espléndidas ventiladas, regadas por aguas límpidas, pobladas por seres humanos cuyo cuerpo no se hubiera estropeado por las marcas de la miseria, o la servidumbre, ni por la hinchazón de una riqueza grosera; quería que los colegiales recitaran con voz justa las lecciones de un buen saber, que las mujeres en sus hogares se movieran con dignidad maternal, con una calma llena de fuerza; que los jóvenes asistentes a los gimnasios no ignoraran los juegos ni las artes; que los huertos dieran los más hermosos frutos y los campos las cosechas más ricas. Quería que a todos llegara la inmensa majestad de la paz romana; que los filósofos tuvieran su hogar y también lo tuvieran los bailarines… toda miseria, toda brutalidad, debía suprimirse como otros tantos insultos al hermoso cuerpo de la humanidad. Toda iniquidad era una nota falsa que debía evitarse en la armonía de las esferas

Africa

 

Los hermosos guerreros tatuados de las montañas del Atlas seguían inquietando las ciudades africanas costaneras. Durante unas breves jornadas viví allí el equivalente númida de las luchas con los sármatas; volvía a ver las tribus domadas un a una, la fiera sumisión de los jefes prosternados en pleno desierto en un desorden de mujeres hatos y animales arrodillados. P #Nadaero la arena reemplazaba allí a la nieve.

 

Los partos nos temían, nosotros desconfiábamos de los partos. la guerra nacería del acoplamiento de nuestros dos temores

La India

Una noche durante una fiesta que daban en mi honor en la tienda imperial advertí entre las mujeres y los pajes de largas pestañas a un hombre desnudo, descarnado, completamente inmóvil cuyos enormes enormes ojos parecían ignorar aquella confusión de platos cargados de carnes, de acróbatas y bailarinas; le hablé valiéndome de mi intérprete; no se dignó contestar. Era un sabio. Sus meditaciones lo llevaban a creer que Todo el universo no es más que un tejido de ilusiones y errores. A través de las torpezas de mis intérpretes presentía ciertas ideas que no habían sido enteramente extrañas a algunos de nuestros filósofos.

Driano, dios u hombre ¿

En aquel entonces empecé a sentirme dios. No vayas a engañarte, seguía siendo más que nunca el mismo hombre nutrido por los frutos y los animales de la tierra, que devolvía al suelo los residuos de esos alimentos, que sacrificaba el sueño a cada revolución de los astros, inquieto hasta la locura cuando le faltaba demasiado tiempo la cálida presencia del amor. Las azarosas experiencias de la Juventud habían llegado a su fin y también su urgencia por gozar del tiempo que pasa. A los 44 años me sentía libre de impaciencia, seguro de mí, tan perfecto como mi naturaleza me lo permitía eterna entiende bien se trata aquí de una visión del intelecto los delirios si es preciso darles ese nombre, vinieron más tarde. Yo era Dios sencillamente porque era hombre

 

Antinoo

Aquella noche se leía una obra Asaz abstrusa de Licofrón a  quien admiro por sus alocadas yuxtaposiciones de sonidos, alusiones e imágenes su complejo sistema de reflejos y de ecos. Algo apartado, un muchacho escuchaba las difíciles estrofas con una atención a la vez ausente y pensativa que me hizo pensar inmediatamente en un pastor en lo hondo de los bosques vagamente atento a algún oscuro reclamo de pájaro.

Descripción de un rostro que conocemos por múliples estatuas

Vuelvo a ver una cabeza inclinada bajo una cabellera nocturna, ojos que el alargamiento de los párpados hacía parecer oblicuos, una cara joven y ancha. aquel cuerpo delicado se modificó continuamente a la manera de una planta, y algunas de sus alteraciones son imputables al tiempo. El niño cambiaba, crecía una semana de indolencia bastaba para ablandarlo; una tarde de caza le devolvía a su firmeza, su atlética rapidez. Las piernas algo pesadas del potrillo se alargaro;n la mejilla perdió su delicada redondez infantil ahondándose un poco bajo el pómulo saliente; el tórax en chido de aire del joven corredor asumió las curvas lisas y pulidas de una garganta de bacante. El mohín petulante de los labios se cargó de una ardiente amargura, de una triste saciedad.sí, aquel rostro cambiaba como si yo lo esculpiera noche y día

Felicidad

 

Mi vida a la que todo llegaba tarde, el poder y aún la felicidad adquiría un esplendor cenital, el brillo de las horas de la siesta en que todo se sume en una atmósfera de oro, los objetos del aposento y el cuerpo tendido a nuestro lado. la pasión colmada posee su inocencia casi tan frágil como las otras; el resto de la belleza humana pasa a ser espectáculo, no era ya la presa que yo había perseguido como cazador.

Releí a los poetas algunos me parecieron mejores que antes y la mayoría peores y escribí versos que me dieron la impresión de ser menos insuficientes que de costumbre.

Tuvimos el mar de los árboles, las florestas de alcornoques y los pinares de bitinia; el pabellón de caza, con sus galerías iluminadas en las que el niño, abandonándose al ambiente de su país natal, se despojaba al azar de sus flechas, su daga, su cinturón de oro, se revolcaba con los perros en los divanes de cuero

 

La música

He practicado un poco todas las artes, pero solo me he ejercitado constantemente en el de los sonidos, donde me reconozco cierta excelencia. En Roma disimulaba esa afición, a la que podía entregarme discretamente en Atenas. Los músicos se reunían en el patio dónde había un ciprés al pie de una estatua de Hermes. Amaba la viril austeridad de los Aires dorios pero no me desagradaban las melodías voluptuosas o apasionadas, las modulaciones patéticas o artificiosas, que las personas graves, cuya virtud consiste en tenerlo todo, rechazan por considerarlas transtornadoras de los sentidos o del corazón o del corazón. A través de las cuerdas entreveía el perfil de mi joven camarada atentamente ocupado en cumplir su parte del conjunto, y sus dedos que corrían a lo largo de los hilos tendidos

El amor y la felicidad post

 

Lejos de embellecer mi dicha distante tengo que luchar para no empalidecer su imagen. Hasta su recuerdo es ya demasiado fuerte para mí. Más sincero que la mayoría de los hombres, confieso sin ambages las causas secretas de esa felicidad; aquella calma tan propicia para los trabajos y las disciplinas del espíritu se me a Guapa ha dichontoja uno de los efectos más bellos del amor. .. En la llanura se improvisó una carrera de caballos y danzas en las  cuales el adolescente bitinio participó con una gracia fogosa; algo después junto a la última hoguera cantó con su hermosa cabeza echada hacia atrás; aquella noche comparé mi vida con la del gran gozador envejecido que cayera acribillado de flechas en aquel lugar defendido por un joven amigo y llorado por una cortesana ateniense.

Ejemplos de césares

 

La lucidez y no la dureza de Tiberio; la erudición y no la debilidad de Claudio; el sentido artístico y no la estúpida vanidad de nerón; la bondad y no la insipidez de Tito; la economía y no la ridícula tacañería de Vespasiano eran otros tantos ejemplos que me proponía a mí mismo. Aquellos príncipes habían desempeñado su papel en los negocios humanos; ahora me incumbe a mí elegir de entre sus actos aquellos que me importaba continuar, consolidando los mejores, corrigiendo los peores, hasta el día en que otros hombres, más o menos calificados pero igualmente responsables, se encargaran de hacer otro tanto con los míos.

 

Su mujer.

 

Aquella española prematuramente envejecida se mostraba grave y dura. agradecía a su frialdadque no hubiera tomado un amante; me complacía que llevara dignamente sus velos de patrona, que eran casi velos de viuda; me gustaba que en las monedas romanas figurara un perfil de emperatriz llevando en el reverso una inscripción dedicada al pudor o a  la tranquilidad

 

La muerte de Antinoo

 

Me digo que el suicidio no es infrecuente, y nada raro morir a los 20 años; solo para mí la muerte de antínoo es un problema y una catástrofe, pero no ignoro que hay que tener en cuenta las decisiones de ese bello extranjero que sigue siendo a pesar de todo cada ser que amamos; al hacer recaer toda la falta sobre mí reduzco la joven figura a las proporciones de una estatuilla de cera que luego de plasmada hubiera aplastado con mis dedos; debo dejar a ese niño el mérito de su propia muerte

 

África

 

Durante unos días fui un Marte desnudo con casco que participaba de los ejercicios del campamento. Un orden inteligente regía aquellas masas de ombres y animales de tiro, de mujeres bárbaras acompañadas de robustos niños, que se agolpaban en las inmediaciones del pretorio para besarme las manos.

 

Asia

Hubo también aquella noche de esmirna en que obligué al bienamado a soportar la presencia de una cortesana; la idea que se hacía el adolescente del amor continuaba siendo austera porque era exclusiva; su repugnancia llegó a la náusea; más tarde se habituó.

Batidas preparadas como escenas teatrales precipitaban manadas enteras de antílopes en redes de púrpura; antínoo se curvaba con todas sus fuerzas para frenar el impulso de una pareja de panteras que tiraban de sus pesados collares de oro; a cubierto de esos esplendores sellaron se los acuerdos, las negociaciones me fueron invariablemente favorables: seguía siendo el jugador que gana todas las manos. Con las disciplinas de antaño pasaba lo que con las cadenas de que un bailarín se carga a fin de saltar mejor cuando las arroja.

Comenzamos a ascender a caballo y luego a pie las peligrosas sendas bordeadas de retama y lentiscos que conocíamos en plena noche por su perfume. Por primera vez en la ascensión de una montaña me faltó el aliento; tuve que apoyarme un momento en el hombro del preferido

Cacerías

2 años antes Africa me había ofrecido algunas hermosas cacerías de fieras sabiéndolo demasiado joven e inexperto no había permitido antino que figurara en primera línea por él yo era capaz de cobardías que jamás me hubiera consentido cuando se trataba de mí mismo ahora cediendo como siempre le prometí el papel principal en la caza del León no podía seguir tratándolo como un niño estaba orgulloso de su fuerza juvenil

Improviaé una especie de festín; tendido boca abajo frente a una bandeja de écobre, antínoo distribuyó con sus propias manos las porciones del cordero cocido en la ceniza; bebimos vino de palmera en su honor; la exaltación subía como un canto

Religiones

En Alejandría las religiones son tan variadas como los negocios, pero la calidad del producto me parece más dudosa; los cristianos sobre todo se distinguen por una abundancia inútil de sectas. Dos charlatanes Valentino y basílides basílideintrigabanel uno contra el otro vigilados de cerca por la policía romana La.  hez del pueblo egipcio aprovechaba cada bservancia ritual para precipitarse a garrote en mano sobre los extranjeros. Las gentes a la moda cambian allí de Dios como en otras partes se cambia de médico, y no con mejor suerte. El nonagenario Akiba, judíomuy venerado, no tenía la menor idea de que pudiera razonarse sobre premisas diferentes.

 

Turismo egipcio

Era el aniversario de la muerte de Osiris, Dios de las agonías; a lo largo del río agudas lamentaciones resonaban desde hacía 3 días en todas las aldeas; mis huéspedes romanos menos habituados que yo a los misterios de Oriente mostraban cierta curiosidad por esas ceremonias de una raza diferente; a mí me fatigaban. Había hecho amarrar mi barca a cierta distancia de las otras, lejos de todo lugar habitado, pero un templo faraónico semi abandonado alzá base cerca de la ribera y como conservaba aún su Colegio de sacerdotes, no pude escapar del todo al resonar de las lamentaciones

Antinoo, dios

 

Aún en los momentos más torpes jamás había dudado de que aquella juventud fuese divina. Grecia y Asia losvenerarían a nuestra usanza, con juegos danzas. ofrendas espirituales al pie de una estatua blanca y desnuda. Egipto que había asistido al agonía participaría también de la apoteosis; su parte sería la más negra la más secreta la más dura: aquel país desempeñaría para él la función eterna del embalsamador.

Su suicidio… un niño temeroso de perderlo todo había hallado el medio de atarme a él para siempre; si había esperado protegerme mediante su sacrificio, debió pensar que yo lo amaba muy poco para no darse cuenta de que el peor de los males era el de perderlo.

Subí a la cubierta; el cielo aún negro,era el cielo de bronce de los poemas de Homero, indiferente a las alegrías y a los males de los hombres.

 

Una mañana apoyado en las jarcias vi en el sector reservado a las cocinas que un esclavo destripaba uno de esos pollos que los egipcios hacen nacer por millares en sucios hornos, tomando con ambas manos el pegajoso montón de entrañas las tiró al agua. Apenas tuve tiempo de volver la cabeza para vomitar en Gilaée, durante una fiesta ofrecida por el gobernador, un niño de 3 años oscuro como el bronce, hijo de un portero nubio se deslizó hasta las galerías del primer piso para contemplar los bailes, precipitándose desde lo alto; el portero contenía los sollozos para no molestar a los huéspedes de su amo. Lo hicieron salir con el cadáver por las puertas de las cocinas; yo me sentía asumiendo aquel dolor de padre; dice que le dieran algunas monedas de oro al miserable, qué más podía hacer; volví a verlo 2 días más tarde he tendido al sol, en el umbral, se despiojaba beatíficamente

Embalsamamiento

 

Me acerqué tímidamente al muerto. Parecía disfrazado; el rígido tocado egipcio cubría los cabellos; las piernas ceñidas por las vendas no eran más que un paquete blanco, pero el perfil del joven halcón no había cambiado; las pestañas vertían sobre las mejillas pintadas una sombra que reconocí.. Asistí a los pases mágicos mediante los cuales los sacerdotes obligan al alma del muerto a encarnar una parcela de sí misma en el interior de las estatuas que conservarán su memoria. Asistí  a otros exorcismos aún más extraños.

La fragilidad de la cultura

Me decía que bastarían algunas guerras con la miseria que las acompaña y un periodo de grosería o salvajismo bajo el reinado de alhún príncipe perverso para que los pensamientos conservados con ayuda de aquellos a frágiles objetos de fibras y de tinta perecieran para siempre.

Escribir

El poeta solo triunfa de las rutinas y solo impone su pensamiento a las palabras gracias a esfuerzos tan prolongados y asiduos como mis tareas de emperador

Cristianismo

Reuní noticias sobre la vida del joven profeta Jesús, fundador de la secta, que murió víctima de la intolerancia judía hace unos 100 años; aquel joven sabio parece haber dejado preceptos muy parecidos a los de Orfeo, con quienes suelen compararlo. Yo no dejaba por ello de advertir ciertos peligros. La glorificación de las virtudes de los niños y los esclavos se cumplía a expensas de cualidades más viriles y más lúcidas. Respecto al mandamiento que exige amar al otro como a sí mismo yo lo encontraba demasiado opuesto a la naturaleza humana como para que fuese obedecido por el vulgo que nunca amará a otro que a sí mismo y tampoco por el sabio que está lejos de amarse a sí mismo

Fiestas en la Villa. Castañuelas

 

Me gustaba sobre todo la gimnastica sutil de las danzas; descubrí que sentía cierta debilidad por las danzarinas de crótalos que me recordaban la comarca de gades los primeros espectáculos a que había asistido de niño; amaba ese ruido seco, los brazos levantados el despliegue o el repliegue de los velos, la bailarina que deja de ser mujer para convertirse en nube o en pájaro o en ola o en trirreme.

 

Las estatuas de Antinoo

Decidí ordenar una nueva estatua a Pappas de afrodisia; le exigiría un modelado más exacto de las mejillas allí donde se ahondan apenas bajo la sien, una inclinación más suave del cuello hacia el hombro; a las coronas de pámpanos o a los nudos de piedras preciosas sucedería en el esplendor de los rizos desnudos. Jamás dejaba de hacer ahuecar aquellos bajorrelieves o aquellos gustos para rebajar su peso y facilitar su transporte. Los que guardaban mayor semejanza me han acompañado por doquier ya ni siquiera me importa que sean hermosas o no.

 

Judíos.

 

La décima legión expedicionaria tiene por emblema un jabalí la insignia fue colocada en las puertas de la ciudad como es costumbre hacerlo el populacho poco habituado a las imágenes pintadas o esculpidas de las cuales la priva desde hace siglos una superstición harto desfavorable para el progreso de las artes tomó la imagen por la de un cerdo y vio en aquel hecho insignificante un insulto a las costumbres de Israel… el mismo Tineo rufo un hombre muy sensato que no dejaba de sentir interés por las fábulas y tradiciones de Israel decidió hacer extensivas a la práctica judía de la circuncisión las severas penalidades que yo había promulgado poco antes contra la castración que se referían sobre todo a las sevicias perpetradas en jóvenes esclavos con fines de lucro o libertinaje.

 

El rabino Joshua hombre agradable e instruido con quien yo había hablado muchas veces en Atenas pero que buscaba hacerse perdonar su cultura extranjera y sus relaciones con nosotros ordenó a sus discípulos que solo se consagrarán a aquellos estudios profanos si encontraban 1 hora que no correspondía ni al día ni a la noche puesto que la ley judía debía ser estudiada noche y día

Suprimí la fórmula que encabeza obligatoriamente los comunicados oficiales el emperador y el Ejército están bien. Por el contrario, el emperador y el Ejército estaban peligrosamente fatigados.

Premonición

El correo nocturno acaba de informarme de que habíamos tomado posesión del montón de escombros que yo llamaba Elia Capitolina, y que los judíos seguían llamando Jerusalén. Acabábamos de incendiar Ascalón; había sido necesario ejecutar en masa a los rebeldes de Gaza. Ai 16 años del reinado de un príncipe apasionado por la paz culminaban con la campaña de Palestina, las perspectivas pacíficas del mundo del futuro no se presentaban muy favorables

 

Sentándome en el lecho me calzaba los borceguíes, buscaba a tientas mi túnica, mi cinturón y mi daga; salía luego a respirar el aire nocturno; recorría las grandes calles regulares del campamento, vacías aquella hora avanzada, iluminadas como las de las ciudades; los soldados de fracción me saludaban solemnemente al verme pasar; mientras flanqueaba la barraca que servía de hospital, respiraba el hedor de los enfermos de disentería; me acercaba al terraplén que nos separaba del precipicio y del enemigo; un centinela marchaba a largos pasos regulares por aquel camino de Ronda y la luna lo recordaba peligrosamente. En aquel ir y venir reconocía el movimiento de un engranaje de la inmensa máquina cuyo eje era yo mismo.

El futuro

 

La naturaleza traiciona la fortuna cambia un Dios mira las cosas desde lo alto”. Atormentaba con los dedos el engarce de un anillo en el cual cierto día de amargura me había hecho grabar aquellas tristes palabras.  Allí donde un sastre recomendaría su tela donde un calculista hábil corregiría sus errores donde el artista retocaría su obra maestra todavía imperfecta, la naturaleza prefiere volver a empezar desde la arcilla ,desde el caos. y ese derroche es lo que llamamos el orden de las cosas.

 

Durante toda mi vida había entendido muy bien con mi cuerpo contando implícitamente con su docilidad y con su fuerza; aquella estrecha alianza empezaba a disolverse; mi cuerpo dejaba de formar una sola cosa con mi voluntad, con mi espíritu, con los que torpemente me veo precisado a llamar mi alma; el inteligente camarada de antaño ya no era más que un esclavo que pone mala cara al trabajo… una noche en que apenas convaleciente cometí la imprudencia de hacer un breve paseo a caballo recibí un  segundo aviso más grave aún que el primero: por espacio de un  segundo sentí que los latidos de mi corazón se precipitaban y que disminuían luego cada vez más hasta detenerse; creí caer como una piedra en no sé qué pozo negro que sin duda es la muerte; si lo era se engañan los que la  creen silenciosa; me sentí arrastrado por cataratas, ensordecido como un buzo por el rugir de las aguas

 

Judíos

 

Los judíos cristianizados a quienes no habíamos molestado y que guardan rencor al resto del pueblo judío por haber perseguido a su profeta vieron en nosotros el instrumento de la cólera divina la larga serie de los delirios y los malentendidos continuaba. Los más inteligentes se marcharon a Roma y allí prosperaron judea fue borrada del mapa y recibió conforme a mis órdenes el nombre de Palestina

Un aliento húmedo ascendía del mar; las estrellas subían una a una al lugar que les está asignado; balanceado por el viento el navío corría hacia el oeste rasgado por una última franja roja; una estela  fosforescente se tendía tras de nosotros, muy pronto cubierta por la masa negra de las olas. Pensaba que solo dos asuntos importantes me esperaban en Roma, una era la elección de mi sucesorm que concernía al imperio entero; otra era mi muerte, que solo me concernía a mí.

Muerte de su mujer.

Mi mujer acababa de morir en su residencia de Palatino. Se felicitaba de morir sin hijos pues mis hijos hubieran parecido a mí y ella les hubiera mostrado la misma versión que a su padre; aquella frase que supura tanto rencor fue la única prueba de amor que me haya dado Sabina.

 

Apolodoro me reprochaba haber poblado nuestros templos con estatuas tan colosales que de levantarse, romperían con la frente la bóveda de sus santuarios, crítica estúpida que ofende a Fidias más que a mí

 

Verdad es que mi pasado me propone aquí y allá algunos retiros donde escapo por lo menos a una parte de las desdichas actuales; la llanura nevada a orillas del Danubio; los jardines de Nicomedia; Claudiópolis envuelta en la luz amarilla de la cosecha del azafrán en flor; cualquier calle de Atenas; un oasis donde los nenúfares se balancean en el legamo el desierto sirio a la luz de las estrellas, de retorno del campamento de Osroes,pero esos lugares tan queridos están frecuentemente asociados a las premisas de un error, de una falta de algún fracaso que solamente yo conozco… La fatiga de mi cuerpo se transmite a mi memoria; la imagen de las escalinatas de la acrópolis resulta casi insoportable para un hombre que sofoca al subir los peldaños del jardín; el sol de julio sobre el terraplén de Lambesa me abruma como si cayera hoy sobre mi cabeza desnuda

 

Acabo de dar fin a la refundición del código comercial de Palmira; todo está allí previsto: la tasa de las prostitutas y la adjudicación de las caravanas que reúne en este momento un Congreso de médicos y magistrados que deberá estatuir sobre los límites extremos del embarazo poniendo fin a interminables querellas legales; los casos de bigamia se multiplican en las colonias; militares me esfuerzo por persuadir a los veteranos que no hagan mal uso de las nuevas leyes que los autorizan a casarse, y que se limiten prudentemente a una sola esposa

Dios milagrero

Como en tiempos de mi felicidad siguen creyéndome un Dios. Una vieja ciega ha llegado a pie desde panonia emprendió tan inmenso viaje para pedirme que tocara con el dedo sus pupilas apagadas al contacto de mis manos recobró la vista tal como su fervor había previsto su fe en el emperador Dios explíca el milagro.

Un magistrado lleno de porvenir vino a discutir conmigo un mensaje que deberá dirigir al Senado; su voz temblaba y leí en sus ojos esa misma reverencia mezclada con temor; las tranquilas alegrías de la amistad ya no existen para mí; me veneran demasiado para amarme

Si por milagro algunos siglos viniera a agregarse a los pocos días que me quedan volvería a hacer las mismas cosas y hasta incurriría en los mismos errores

 

AL DIVINO ADRIANO AUGUSTO HIJO DE TRAJANO

 CONQUISTADOR DE LOS PARTOS

 NIETO DE NERVA

 SUMO PONTÍFICE DOS VECES CÓNSUL

 DOS VECES VENCEDOR

 PADRE DE LA PATRIA


Un artículo de Alberto Arzúa