Mujeres de ojos grandes, de Ángeles Mastretta


Habí­a una luna a medias la noche que desquició para siempre los ordenados sentimientos de la tí­a Inés Aguirre. Una luna intrigosa y ardiente que se reí­a de ella. Y era más negro el cielo que la rodeaba que adivinar por qué no pensó Inés en escaparse de aquel embrujo…

Mi madre llegó un buen dí­a, lo mismo que suele llegar otros tantos, con un libro y preguntándome si lo habí­a leí­do. Tenemos costumbre de intercambiar lecturas. “¿Tienes algo nuevo?”, “¿Has comprado algún libro”?, “¿Conoces éste?”,…
Ella traí­a consigo una edición que forma parte de una colección, Escritoras de Hoy, y de una tal Mª Ángeles Mastretta. Concretamente, Mujeres de ojos grandes.
Es curioso esto de asociar. Mi primera impresión fue que serí­a una novela sin más. Un novelón sobre matriarcados de la belle époqueo de heroí­nas principiosiglares. Lo cierto es que esta grata sorpresa que tuve conforme me iba adentrando en los pequeños y pequeñí­simos relatos, me obligaba irremediablemente a pasar páginas al igual que vas mirando con ansias las fotos recién reveladas una por una.
Gracias al descubrimiento de singularí­simas personalidades de las protagonistas mujeres y ciudadanas de Puebla – México – es posible extraer, no reivindicaciones evidentes feminiles, sino visiones variopintas de la situación mujeril en ese contexto, con un lirismo refinado y en donde el sentido del humor no es incompatible con el dramatismo de las historias de vida. Las chanzas y las anécdotas sobresalen con ingeniosa alevosí­a.
Tí­a Daniela, tí­a Eugenia, tí­a Pilar y Marta, tí­a Jose Rivadeneña, …
Mujeres de ciencia de ojos grandes.

Tautina

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